La cisterna realizada se puede sobrecargar directamente sobre la campana o bien se puede enterrar para realizar sobre la superficie un aparcamiento asfaltado o una zona verde.
Con respecto a las cisternas de recogida, las cisternas de dispersión no son perfectamente impermeables sino que permiten que el agua pluvial filtre gradualmente a la capa, a través de ranuras en las paredes o de un fondo drenante.
Las cisternas de dispersión son un medio para reequilibrar las capas empobrecidas por la cementificación que ha reducido mucho la capacidad natural de drenaje del terreno. Como visto anteriormente, a nivel de cuenca fluvial las cisternas de dispersión podrían ser un instrumento idóneo para planificar, reduciéndolo, el riesgo hidrogeológico.
A nivel público, en escala de cuenca fluvial, los beneficios son notables:
• menos carga de la red de alcantarillado en ocasión de fuertes lluvias y consiguiente reducción de los caudales introducidos en las depuradoras y en el receptor final (ríos, lagos, mar, etc.);
• se tutela el balance hidrológico local.
La cisterna realizada se puede sobrecargar directamente sobre la campana o bien se puede enterrar para realizar sobre la superficie un aparcamiento asfaltado o una zona verde.
Considerando una escala más local se pueden definir otros ámbitos de actuación como las redes de alcantarillado (aguas blancas y mixtas). También en dichas redes repercuten las lluvias y normalmente tienen que sobredimensionarse al extenderse el área urbana. Utilizar las cisternas de dispersión, también concentradas en varios puntos del territorio donde convergen las aguas recogidas de bajantes de aguas pluviales procedentes de varias urbanizaciones, permitiría abatir los costes para la realización de muchas cuencas de escaso volumen y reducir los costes colectivos para consentir un aumento del caudal de las redes de alcantarillado. Un detenido análisis de costes-beneficios alentaría a las autoridades locales a poner vínculos urbanísticos para dispersar localmente las aguas pluviales manteniendo el equilibrio hídrico, reduciendo los costes colectivos de gestión de la red, alimentando las capas locales, fomentando un desarrollo más sostenible.
A nivel público, en escala de municipio, los beneficios son:
• no son necesarias potenciaciones de las redes públicas de recogida ya que el exceso de aguas pluviales que no es absorbido por el terreno a nivel urbano, debido a la paulatina cementificación, es retenida o dispersada en el propio lugar;
• disminución del riesgo de saturación de la red de alcantarillado
• alimentación de las capas locales
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